Yo y mis tabús, una mirada interna hacia mis prejuicios

En esta ocasión voy a contar un poco de lo que he aprendido y experimentado respecto a los prejuicios. A lo largo de mi vida, he sido consciente de que cargo con una serie de tabús y prejuicios que, aunque a menudo no los noto, influyen inconscientemente en mi manera de ver el mundo y de interactuar con las personas. Este reconocimiento ha surgido tras un proceso continuo de autorreflexión y aprendizaje, especialmente debido al deseo de entender mejor mis propios sesgos y cómo estos afectan mi vida diaria.

Primero, los tabús entendidos como prohibiciones sociales o culturales que dictan lo que se considera aceptable o inaceptable están tan profundamente arraigados en nuestra psique que no somos conscientes de su presencia. Son, en muchos casos, el resultado de la socialización y de las normas culturales que hemos internalizado desde la infancia. Además, estos prejuicios pueden ser tanto explícitos como implícitos, y que pueden manifestarse en nuestras actitudes y comportamientos sin que nos demos cuenta.

Uno de los aspectos más sorprendentes cuando exploro mis propios prejuicios es descubrir cuán sutiles pueden ser. Por ejemplo, puedo tener una reacción instintiva ante ciertas situaciones en las que me siento incómoda o no he vivido antes que, al ser analizada, revela un prejuicio latente por cosas que he escuchado previamente o he visto en televisión. Estos sesgos no siempre son racionales, es decir se pueden basar en estereotipos o experiencias pasadas que no necesariamente reflejan la realidad actual o lo que está pasando en ese momento. 

Reconocer estos prejuicios es el primer paso para desmantelarlos. La autorreflexión y la apertura a nuevas experiencias son fundamentales, en mi caso he hecho una práctica común en mi vida salir de la zona de confort. He aprendido que es importante cuestionar mis propias creencias y estar dispuesto a confrontar mis miedos y ansiedades subyacentes. Esto no es ni ha sido fácil y requiere un esfuerzo consciente y constante. A menudo, nos sentimos cómodos en nuestra burbuja de creencias, pero salir de ella nos permite crecer y enriquecernos como personas. Además que a mi me ha permitido vivir experiencias maravillosas y conocer a personas que ahora son extremadamente importantes en mi vida y que de otra manera jamás las hubiera conocido.

Además, las percepciones sociales, es decir, cómo interpretamos y damos sentido a las interacciones sociales, son clave para entender nuestros prejuicios. La forma en que categorizamos y evaluamos a las personas está influenciada por nuestras experiencias, cultura y entorno. Ser consciente de estas influencias nos permite cuestionar nuestras percepciones y abrirnos a nuevas formas de entender a los demás y sus comportamientos.

Entonces concluyo en que el viaje hacia la comprensión y el desmantelamiento de mis prejuicios es un proceso en constante evolución que aún tiene un largo camino por recorrer. Este es un compromiso de por vida con la automejora y la búsqueda de una mayor comprensión del mundo que me rodea, de todo lo que vivo y consciente de cada experiencia. Al reconocer y desafiar mis propios prejuicios, no solo me convierto en una mejor versión de mí mismo, sino que también contribuyo a crear un entorno más inclusivo y comprensivo para quienes me rodean. Este es un camino de introspección que todos podemos emprender y cuyos beneficios se extienden mucho más allá de nosotros mismos, así que ojalá todos empecemos a pensar mucho más en ello para convertirnos en mejores personas.

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