#Respeto... La clave de la asertividad


El mundo donde vivimos es un mundo donde la comunicación fluida y efectiva es esencial para la convivencia y el éxito personal y profesional. Es ahí que la asertividad emerge como una habilidad clave. A menudo malinterpretada, la asertividad no se trata simplemente de expresar opiniones de manera directa, sino de hacerlo con un profundo respeto hacia uno mismo y hacia los demás. El respeto, por lo tanto, se convierte en el cimiento sobre el cual se construye una comunicación asertiva.

La asertividad se fundamenta en el reconocimiento y la aceptación de los derechos de uno mismo y de los otros, así como de sus necesidades. Al practicarla, uno se convierte en defensor de sus necesidades y creencias, pero sin menospreciar ni invalidar las de los demás, es una habilidad comunicativa primordial. Esta actitud equilibrada es lo que permite mantener interacciones sanas y constructivas. El respeto mutuo se manifiesta en la disposición a escuchar activamente, a considerar las perspectivas ajenas y a responder de manera empática y considerada.

Por ejemplo, en un entorno laboral, un líder asertivo no solo comunica expectativas y las retroalimentaciones de manera clara y directa, sino que también lo hace mostrando un genuino interés por el bienestar y las opiniones de su equipo. En la asertividad el reconocer cómo se encuentra cada persona y estar abierto a escuchar es muy importante. Este respeto crea un ambiente de confianza y colaboración, donde los miembros del equipo se sienten valorados y motivados a contribuir con su mejor esfuerzo.

La comunicación asertiva requiere de ciertas habilidades que son intrínsecamente respetuosas: el uso de un lenguaje claro y directo, el mantenimiento de una postura y tono de voz adecuados, y la disposición a aceptar críticas constructivas. Sin embargo, la clave está en cómo se transmiten estos elementos. Es decir, un mensaje puede ser claro y directo sin ser hiriente o condescendiente; puede ser firme sin ser autoritario. Este equilibrio se logra comprendiendo que cada persona tiene derecho a ser escuchada y valorada, y que nuestras palabras y acciones deben reflejar este principio básico de respeto.

Además, la asertividad respetuosa favorece la resolución de conflictos. En situaciones de desacuerdo, una actitud asertiva respetuosa permite abordar el problema de manera abierta y honesta, sin recurrir a la agresión o la pasividad. Esto sabiendo que el otro merece el mismo trato que a nosotros nos gustaría.

En resumen, la asertividad va más allá de la simple expresión de ideas y sentimientos, se tiene que tomar en cuenta el respeto. Al integrar el respeto como un componente esencial de la comunicación, se fomenta un entorno más justo, comprensivo y colaborativo. Por lo tanto, el respeto no solo es la clave de la asertividad, sino también el corazón de toda interacción humana significativa y constructiva.

Referencias

  • Alberti, R. E., & Emmons, M. L. (2008). Your Perfect Right: Assertiveness and Equality in Your Life and Relationships.
  • Paterson, R. J. (2000). The Assertiveness Workbook: How to Express Your Ideas and Stand Up for Yourself at Work and in Relationships.

 

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