El mundo al revés: Así es como no veo el mundo
Por Tania Pineda
La percepción social es como un filtro subjetivo que cada
uno aplica al mundo, moldeado por emociones, creencias, y experiencias. Entonces,
la percepción social es nuestra forma que creamos para observar nuestro
entorno. Pero ¿qué sucede si elijo no ver esa realidad desde sus patrones
tradicionales, y en su lugar exploro lo que implica no vivir atrapada en estas
percepciones? ¿No sería genial si pudiera ver más allá de las influencias
externas y no dejarme llevar por lo socialmente esperado?
Imaginemos y analicemos, el cómo no veo el mundo:
1. La trampa del “quién soy”
Como individuos, creamos percepciones sobre quiénes somos y quienes
son los demás, pero ¿y si como me veo fuera algo flexible, cambiante, más allá
de etiquetas y juicios? Creo que lo que primero nos hacen preguntarnos es sobre
nuestra identidad, pero yo imagino un mundo donde esta búsqueda no esté
moldeada por la necesidad de pertenecer o ser validado. Podríamos vernos y ver
a los demás sin prejuzgar; simplemente aceptar, sin etiquetas, sin moldes.
2. Influencias sociales que nos dan forma
La cultura, la biología, y los lazos sociales ejercen una
gran influencia en cómo percibimos la realidad, en lo que nos decimos que
somos.
Si no hubieran estas etiquetas nos permitiríamos ver cómo definir
nuestra realidad basados solo en experiencias genuinas y no en expectativas o
presiones de grupo que muchas veces nos llevan a tomar decisiones equivocadas.
En mi mundo al revés, los grupos no limitan, sino que expanden las percepciones
individuales.
3. Relaciones sociales sin etiquetas
La sociedad clasifica nuestras interacciones como buenas,
malas, útiles o dañinas, pero ¿qué pasaría si no viéramos las relaciones bajo
esta luz? Los vínculos en mi mundo serían como una puerta abierta a un nuevo
mundo en lugar de paredes que cierran el paso. Sin las etiquetas tradicionales,
podríamos interactuar sin buscar intenciones escondidas o etiquetas de
“amistad” o “rivalidad”, sino simplemente dejando que la conexión fluya
libremente.
4. Actitud y percepción, un ciclo consciente
Normalmente, nuestras actitudes afectan nuestra percepción y
viceversa, como un ciclo que rara vez analizamos. En mi mundo al revés, sería
un proceso consciente, donde cada uno podría moldear sus actitudes y
percepciones de manera activa y no reactiva. La percepción social ya no sería
un reflejo involuntario, sino una elección consciente y abierta a lo que, de
otro modo, evitaríamos. Con ello manejaríamos de mejor manera cada relación,
sabríamos reconoces esas actitudes conscientemente.
Imaginando este “mundo al revés”, puedo ver que la
percepción social sigue siendo un reflejo de nuestro ser. En última instancia,
nuestras percepciones y actitudes forman un puente entre nuestro mundo interior
y el exterior, aunque yo elijo verlo desde un enfoque menos rígido y más
adaptable que nos permite abrirnos a nuevas experiencias y momentos. Este mundo
ficticio me recuerda que la percepción social puede ser tanto un filtro que
distorsiona como una lente que aclara, y en cada uno de nosotros está la
capacidad de decidir cómo ver, o no ver, el mundo.
Bibliografía:
Myers, D., Martínez, J., Rosales, M. & Ayala, L. (2005). Psicología social. México: McGraw-Hill. Capítulo 1
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